En tan solo una semana la entidad Fuerza Social México pasó de tener 4 asambleas registradas en el INE a un total de 17. Un crecimiento vertiginoso si se considera que los partidos México Libre (del matrimonio Calderón-Zavala) y Redes Sociales Progresistas (Elba Esther Gordillo-Carlos Urzúa) requirieron de más de seis meses para conseguir resultados similares.
Fuerza Social es una creación de Ricardo Monreal impulsada por un colorido grupo donde aparecen desde el sindicalista Pedro Haces hasta el dueño del periódico El Financiero, Manuel Arroyo, que termina un año de turbulencias desde que la Federación dejó de cubrirle el gasto operativo de sus medios.
Monreal tiene la inconfesable meta de que en 2021 él va a lograr posicionar a por lo menos cinco candidatos de Morena en gobernaturas y que esa será su plataforma hacia 2024. Por eso sus incursiones en distintos estados.
En paralelo a ese plan, Monreal busca tener un partido que en 2021 no podrá ir en alianza con Morena pero entiende que conseguirá negociar en Palacio Nacional que en ciertos distritos del país Morena no pondrá candidatos y allí irán perfiles de Fuerza Social. Es notable porque esto mismo calculan en Redes Sociales Progresistas, en el PT, el Verde controlado por el senador Juan Manuel Velasco e incluso los pastores del PES. Una nutrida amalgama de ideas en muchos casos contrarias pero que se mantendrá unida siempre y cuando la popularidad del Gobierno se sostenga.
Lo de Monreal directamente es pintoresco porque en su cotidianidad del Senado tiene momentos de catarsis con sus colaboradores a quienes les dice que ya se quiere retirar, que ya no tiene porque vivir la presión cotidiana de manejar la Cámara y que ellos (por los colaboradores) no lo «cuidan» como deberían. Pero en paralelo a esos lamentos está intacta la ambición presidencial.
Con una frivolidad notable recorre el espinel del círculo rojo reuniéndose con empresarios, embajadores y dueños de medios de comunicación con la idea de querer generar un proyecto de poder. Obviamente con las contradicciones propias del personaje: a principios del 2019 quería eliminar de modo unilateral las comisiones bancarias, lo cual provocó un desplome en las acciones de las empresas, y termina el año desviviéndose por cualquier desayuno con un capitán del sector financiero.
La prueba de ácido para estas ambiciones estará al momento de negociar el 2021 con AMLO, que conoce todos estos movimientos del senador pero que, de momento, lo deja circular sin objeciones.