Con el fin de que los contribuyentes puedan verificar si las facturas que reciben no están en la lista negra definitiva de factureros, el Servicio de Administración Tributaria (SAT) lanzó una aplicación gratuita en su portal.
A través de esta herramienta se podrá verificar los comprobantes fiscales digitales por internet (CFDI) o facturas para dar certeza de que se encuentran registradas en los controles del SAT.
Se podrá saber si el emisor del CFDI está publicado en el portal del SAT y en el Diario Oficial de la Federación reconocidas como Empresas que Factura Operaciones Simuladas (EFOS).
Todas las facturas deben de cumplir con diversos requisitos, como el Registro Federal del Contribuyente (RFC) de quien la expide, el régimen fiscal en el que tributen, de acuerdo con la Ley del Impuesto Sobre la Renta (ISR), domicilio, el sello digital y el número de folio asignado por el SAT.
También la cantidad, la forma de pago, ya sea en efectivo o cualquier otra transferencia electrónica, así como tarjeta de débito o crédito y si es en una sola exhibición o en parcialidades.
Con esta herramienta del SAT se podrá verificar que los CFDI de alguna manera hayan sido timbrados o certificados por el SAT, pero lo más importante es que se podrá ver si el proveedor no se encuentra en la lista “negra” de los que emiten facturas para simular operaciones, explicó el fiscalista, Javier Zepeda.
Reconoció que es una labor importante que está haciendo el SAT para buscar erradicar ese tipo de prácticas de compra-venta de facturas.
“Es adecuado que se haga un esfuerzo para detectar quiénes se dedican a hacer operaciones que no existen por medio de una mayor fiscalización”, manifestó.
Con ello, se puede verificar que los comprobantes que reciban y que el Proveedor Autorizado de Certificación (PAC) que timbra la factura esté vigente.
Lo más interesante es buscar que el contribuyente revise que no tenga relaciones con empresas que emiten facturas para simular operaciones.
–Es perfectible
Pero, al revisar la aplicación, el especialista consideró que puede ser perfectible, porque el contribuyente tendrá que meter cada uno de los comprobantes.
“Esto se convierte en una tarea un poco maratónica, porque el contribuyente tiene que abrir en su computadora el XLM y revisar dónde se encuentra el folio fiscal, el cual se compone de 32 caracteres alfanuméricos”, explicó.
De ahí tiene que capturar el aplicativo, después el RFC del contribuyente emisor y luego tiene que darle la opción de validar para que el aplicativo le arroje el resultado, precisó.
Eso no es práctico ni productivo, porque el contribuyente tiene que capturar un folio de 32 caracteres alfanumérico con posibilidad de error.
Explicó que lo que hace fiscalmente válido a un comprobante es un folio que se compone de 32 dígitos combinados entre letras y números.
“Hay que imaginar que se tiene un renglón con 32 dígitos, entre letras y número, que se tendrían que capturar en la página del SAT para la opción del comprobante o factura; con eso más de uno podría equivocarse al poner un número o letra. Eso no lo hace ágil para la verificación”, ponderó.
Para los contribuyentes, el comprobante o factura se identifica con el folio que especificó el proveedor, pero ante el fisco es el famoso “UUID”, que tiene 32 dígitos que lo otorga el PAC que timbra la factura y está autorizado ante el SAT.
Zepeda dijo que actualmente en el mercado hay un sin fin de aplicaciones de software desde hace tres años sin limitantes para hacer tantas capturas. Ya existen en los que se pueden cargar todos los comprobantes sin importar que sean cien o mil, en los que se puede verificar que la factura no está en el listado negro.
Hizo ver que una empresa, aunque sea de menor tamaño, puede llegar a tener un mínimo de 20 proveedores para la compra de productos o materias primas.
Por un lado, consideró que el SAT se anota un punto a favor, pero por el otro, tiene una oportunidad de mejora cuando la tecnología ha avanzado mucho para no hacerlo de manera muy ““arcaica” o de manera manual.
Hay soluciones más avanzadas, por eso consideró que el SAT llegó muy retrasado, aunque sea una herramienta gratuita.