Oaxaqueño podría ser el próximo Nobel de Medicina, salió del país con solo 120 dólares

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Alfonso García Robles, Octavio Paz y Mario Molina. Esos son los tres mexicanos que han alcanzado el Premio Nobel por sus aportaciones en la lucha contra las armas nucleares, la literatura y contra el calentamiento global, respectivamente. Ahora, uno más podría sumarse a esa lista.

Su nombre es Héctor Alejandro Cabrera Fuentes. Este galardón no sería por la Paz o la Literatura, sino por Medicina, pues el doctor Cabrera se ha centrado en desarrollar un método para combatir las enfermedades cardiacas.

Alejandro Cabrera es originario de la comunidad El Espinal, ubicada en Oaxaca. Y su historia comienza de una manera un tanto dramática, como la de tantos talentos mexicanos.

La primera beca que consiguió fue para ir a Rusia a continuar con sus estudios. El único problema era que sólo tenía 120 dólares en su cartera. Suena poco, ¿no? Pues llovió sobre mojado y perdió su vuelo de ida a París, con Aeroméxico, pues en esas fechas la Ciudad de México tenía sus entradas bloqueadas. Cambiar el boleto le costó 75 dólares, por lo que dejó el país con un total de 45 dólares en su bolsillo.

Aún así, aquí estamos y Cabrera no es sólo una historia de éxito y perseverancia, sino un ejemplo a seguir para todos sus compatriotas.

El doctor se ha especializado en la microbiología y es ahí donde entra su aportación contra los infartos cardiacos y los cerebrales.

El primer avance que logró es demostrar que el ARN (Ácido ribonucleico) del núcleo de las células no sólo contiene información genética, sino que también puede pasar las patologías y que, obviamente de una manera muy difícil de explicar, es el causante de los infartos.

Eso es un primer logro. El segundo es que parece haber descubierto un tratamiento para evitarlos. En la Facultad de Medicina de la Universidad alemana de Justus Liebig de Giessen se está experimentando con su método, el cual se sustenta únicamente en el baumanómetro, ese aparato horrible que te ponen en el brazo e inflan para medirte la presión.

El método consiste en generar un patrón con esta herramienta. Si al sentir ese dolor en el brazo previo a un infarto, inflan y desinflan el baumanómetro durante un número determinado de minutos cuatro veces seguidas, nuestro organismo se alertará y atacará las moléculas patológicas que causan el daño.

La prueba es patrocinada por la Von Behring-Röntgen-Foundation y terminará de hacerse hasta finales del año que entra, han logrado reducir el tamaño del infarto hasta en un 27%.

Lo que hace este avance todavía mejor es que es gratuito, pues lo único que necesitarían los médicos es el baumanómetro.

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