En un breve comentario en el diario británico Financial Times, el ex director ejecutivo del Banco Mundial (BM), Per Kurowsky, expresó que México tiene en la recaudación de impuestos a las gasolinas y los cobros en las carreteras de peaje, su mejor instrumento para lidiar con la contaminación de las grandes ciudades y el cambio climático.
México necesita construir los incentivos políticos y económicos para corregir las fallas y la corrupción que han dejado los programas para controlar la emisión de contaminantes al ambiente, consideró Per Kurowsky, director ejecutivo del Banco Mundial (BM) entre 2002 y 2004.
En un breve artículo publicado por el diario británico Financial Times, en respuesta a otra publicación previa que hacia referencia a la corrupción que existía en los centros de verificación vehicular en la Ciudad de México, donde por 500 pesos un auto con una antigüedad mayor a 10 años podía conseguir un holograma para circular todos los días.
De estos 500 pesos, el mecánico al que acudía un automovilista se quedaba con 100 pesos, y el resto los repartía entre el personas del vereficentro al que llevaba la unidad.
Pero, por otro lado, se mencionaba también la insistencia de los habitantes de la Ciudad de México por usar el auto como un símbolo de estatus y también por las graves deficiencias en el transporte público.
Aunque el ex funcionario del BM admite que eliminar la corrupción sería una parte de la solución, afirma que a estas alturas de los niveles de contaminación en los que hasta el 31 de mayo ya se había decretado la octava contingencia ambiental en el año, ya es urgente implementar medidas de fondo, como aquellas que desincentiven la compra de autos nuevos.
“[El país] Debe implementar los incentivos políticos y económicos adecuados para corregir el problema. Si México puso un impuesto a la producción de carbón, un impuesto sobre la gasolina y un sistema de peaje en el que se paga por circular en carreteras, inmediatamente tuvo que haber capitalizado esos recursos para el cuidado al ambiente, pero lo que se expone es una realidad diferente”, expresa Kurowsky.
Tan sólo este año, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) de México estima recaudar 223 mil 502 millones de pesos (mdp) por impuestos a las gasolinas y diésel para uso automotriz.
Este tipo de recaudaciones, estima el ex representante del BM tendrían que estar alineadas con los incentivos para el control de la contaminación y también la lucha contra el cambio climático y la desigualdad “que juntos hacen una alianza poderosa”
Hace un llamado a México, a combatir a los “especuladores” del ambiente y del control de la contaminación.
Afirma que si no se encuentra una solución en el corto plazo, seguirá existiendo quien saque provecho político y económico de la contaminación.
La contaminación ambiental ha sido en estos primeros meses del año una de la piedras en el zapato del Jefe de Gobierno de la capital mexicana, Miguel Ángel Mancera Espinosa. Ante los altos niveles de contaminantes en el aire, ha sido necesario decretar seis veces la llamada contingencia ambiental, algo que no sucedía desde hace 14 años.
Se estima que cada día circulan en la ciudad más de 6 millones de vehículos, de los cuales no existe un estimado de cuántos aproximadamente no cumplen con las normas de emisiones de gases, pero, según el diario, aproximadamente 1.7 millones han logrado falsificar los hologramas.
Organizaciones civiles como el Poder del Consumidor estiman que el 60 por ciento de la contaminación atmosférica en el Valle de México es causada precisamente por los automotores. Por la cantidad de autos y camiones, la ciudad se convirtió en el estacionamiento más grande del país, los tiempos de viaje son de más de 5 horas.
Otras agrupaciones han señalado que las horas tráfico también generan graves problemas de salud a los capitalinos. No sólo por las partículas contaminantes que los autos arrojan al ambiente sino también por el estrés que genera la saturación de automotores.
De acuerdo con el documento “Zona Metropolitana y Valle de México hacia el colapso vial”, del Poder del Consumidor (EPC), se estima que para el año 2020 el parque vehicular en la mega-urbe llegará a 7.5 millones de coches y a 9.5 millones para el 2030. Cabe señalar que en 1990, la capital no llegaba ni a los 2 millones de vehículos y para el 2008 ya rebasaba los 5 millones.
A pesar de las restricciones para la circulación de vehículos, la venta de automotores en el país no ha disminuido, cifras citadas por el Financial Times hace una semana destacan que en abril se vendieron 25 por ciento más unidades nuevas que en el mismo mes del año pasado.
Además, se continúa con la construcción de grandes pasos a desnivel y dobles pisos que incentivan la circulación de vehículos.
“El consumo interno es el motor del crecimiento económico por lo que no hay ningún incentivo oficial para disuadir a la gente de comprar autos. ¿El resultado? Un triple la contaminación”.
Destaca que la contaminación no es el único problema de la capital mexicana: la escasez de agua también empieza a hacer mella, aún en las mejores zonas de la ciudad.
Recordó el recorte de agua de enero que afectó a 4.5 millones de personas durante una semana por los trabajos de mantenimiento de las redes de abastecimiento.