El gobierno de Enrique Peña Nieto mantiene un control en medios de comunicación mexicanos, gracias al gasto de miles de millones de dólares en publicidad oficial, reveló el periódico estadounidense The New York Times.
En un amplio reportaje, el diario señala que a través de este gasto millonario el gobierno del priista logra “suprimir artículos de investigación, dirigir portadas e intimidar a las salas de redacción que lo desafían”. Esta dinámica enaltece, así, la famosa frase del expresidente mexicano José López Portillo: “No pago para que me peguen”, que hacía referencia precisamente a esta intención de control sobre los medios.
El texto de NYT revela que, a pesar de la promesa del gobierno de Peña Nieto de regular la publicidad del gobierno, el mandatario ha gastado más dinero en publicidad que ningún otro presidente en la historia de México, casi 2 mil millones de dólares, en los últimos 5 años, de acuerdo con datos recopilados por Fundar. Sin embargo, tal cifra solo concierne al gobierno federal, pues la misma organización, que se enfoca en temas de transparencia, señala que políticos de diferentes partidos políticos destinan cada año cientos de millones de dólares de gobiernos estatales para publicidad.
Según ejecutivos y editores involucrados en las negociaciones, algunos encargados de Prensa del gobierno exigen abiertamente una cobertura positiva de las empresas de medios antes de firmar un contrato publicitario. Como resultado, “las historias contundentes a menudo se suavizan” o posponen indefinidamente, indica el diario, y agrega que “dos tercios de los periodistas mexicanos admiten que se censuran a sí mismos”.
La investigación detalla que la influencia del gobierno mexicano sobre los medios va más allá de los contratos por publicidad, pues los funcionarios en ocasiones recurren al “soborno directo”. Ejemplifica con el caso de Chihuahua, donde un exgobernador gastó más de 50 millones de dólares en publicidad, en un estado cargado con una deuda pública enorme. Incluso existen recibos de sobornos a periodistas locales, los cuales se han vuelto tan comunes que algunos periodistas aparecen como contratistas del gobierno.
NYT destaca que el gasto extraordinario en publicidad gubernamental ocurre en un momento en que el gobierno mexicano ha recortado los presupuestos en general, incluidos los de salud, educación y servicios sociales.
La mayoría de los medios de comunicación en México ha dependido de la publicidad pública durante tanto tiempo que no sobrevivirían sin ella, y el resultado de esta dinámica es que los funcionarios tienen una gran influencia para presionar por ciertas historias y evitar otras, consideran analistas, reporteros y dueños de medios.
“Por supuesto, el uso del dinero público limita la libertad de expresión, pero sin este dinero público no habría medios en México en absoluto”, dijo Marco Levario, director de la revista Etcétera. “Todos somos cómplices en esto”, afirmó.