Carlos Ortega, jardinero de 55 años residente en Nueva Jersey, viaja a su natal Puebla con su hija y dos amigos
Una caravana de una veintena de autos, custodiados con una patrulla federal al frente y otra atrás, avanza a gran velocidad por las “carreteras de la muerte”, infestadas de bandas criminales que roban, secuestran y matan.
Entre los viajeros hay “paisanos” que viajan cargados de regalos para pasar Navidad con la familia.
También hay residentes locales temerosos de transitar por Tamaulipas, una región que ha sido campo de batalla de narcotraficantes y en la que se registra el mayor número de las 26 mil desapariciones del país.
Para brindar seguridad, en 2013 la Policía Federal lanzó el Operativo Escalón que escolta a vehículos civiles a lo largo de la temida carretera 101, que a veces cobra un aspecto fantasmal, con restaurantes y comercios desiertos o cerrados en el camino.
“Voy aquí por miedo a los problemas que hay, asaltos, violaciones, te quitan los carros, el dinero. No puedes viajar con tranquilidad, tenemos que apoyarnos en este operativo”, comenta Carlos Ortega, un jardinero de 55 años residente en Nueva Jersey, que viaja a su natal Puebla con su hija y dos amigos.
Ortega se enteró del Operativo Escalón por un folleto que le entregaron luego de cruzar la frontera desde Brownsville, Texas, como parte del programa oficial Bienvenido Paisano.
Tamaulipas es cuna del Cártel del Golfo, que por muchos años fue de los más poderosos de México y que reclutó a soldados de élite para convertirlos en los temidos Zetas, sus sicarios.
Pero Zetas y Golfo rompieron con una sangrienta disputa que sembró el terror y terminó por debilitar a ambos cárteles, además de que sus jefes fueron capturados o murieron en operativos militares.