“Esto es un desastre mayor. Que a nadie le quepa duda de eso”, afirmó este domingo el gobernador de Puerto Rico, Ricardo Rosselló, en el cuarto día de desastre tras el paso de María, el mayor huracán que ha azotado la isla desde 1929. El gobierno ha registrado 10 víctimas mortales pero advierte de que hay amplias zonas todavía por acabar de revisar, incluidos nueve municipios incomunicados. Las pérdidas económicas, lejos de cuantificación precisa, serán de miles de millones de dólares, según Jénniffer González, comisionada de Puerto Rico en el Congreso de Estados Unidos, del que la isla es Estado Libre Asociado. “Nunca habíamos sufrido una devastación como esta”, lamentó González, que explicó que en un recorrido en helicóptero contempló a su país devastado: “No queda ni el verdor”.
El 100% de la red eléctrica está arruinada. Descuidado durante años y con una infraestructura el doble de vieja de lo debido —una media de 44 años por central—, el sistema eléctrico ha sido la víctima más aparatosa de María. Rosselló ha afirmado que será necesario reconstruirlo por completo, lo que podría llevar al menos dos años. Mientras tanto se irá parcheando el servicio para devolver la electricidad a las casas, misión que puede tomar semanas o meses en las zonas más vulnerables del país. Sin luz, con un 75% de las casas sin agua corriente y sin señal de teléfono apenas, los tres millones y medio de habitantes de Puerto Rico se desesperan por tener soluciones.