Tortillas ceremoniales: una práctica de la cultura Otomí

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La tortillas ceremoniales son originarias de Guanajuato, específicamente de San Miguel de Allende y Comonfort. Al principio, esta práctica se realizaba (y se realiza) como ofrenda a sus deidades en las celebraciones relacionadas con la siembra. Hoy además también se utiliza en ceremonias y festejos patronales.

Para elaborarlas se prepara la masa normalmente pero a la mitad del proceso de cocción se sacan del comal y se colocan sobre un molde. Con la ayuda de un sello labrado en madera e impregnado de color se plasma una imagen en la tortilla y posteriormente se coloca nuevamente en el comal para terminar su cocción. Cada imagen que se imprime representa un simbolismo sagrado para la cultura otomí e identifica a cada familia por lo que cada una tiene su propio sello. Al ser un acto cultural que los dota de identidad su elaboración se hace en conjunto ya sea con la familia, los amigos y los vecinos.

La pintura vegetal que se utiliza en los sellos se prepara utilizando distintas plantas e insectos, de manera que puedan ser comestibles. Sus colores pueden variar, desde un morado brillante, hasta un intenso verde esmeralda.

¿Cómo hacen los colores?

Para el color rojo: se utiliza la grana cochinilla, pero también se utiliza el betabel.

Para el color morado oscuro: regularmente se usa el muicle (planta de las milpas y huertos). 

Para el color morado-azulado: muchas veces se logra a través de las flores de jamaica.

Para el color verde brillante: se usan acelgas.

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