Tras ser dada de alta, enfermera se reintegra a huelga.

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Gabriela Mayanin López Cruz, una enfermera de 40 años de edad y 22 de servicio, se reintegró a la huelga de hambre —que mantienen trabajadoras de salud— inmediatamente después de ser dada de alta tras sufrir un cuadro de inanición.

Sus colegas la recibieron con ánimo en el campamento, ubicado en las inmediaciones del Hospital de la Mujer Rafael Pascacio Gamboa de esta ciudad, desde el cual exigen reinstalación de empleados, pago a proveedores y abasto de medicamentos e insumos públicos.

López Cruz fue hospitalizada la semana pasada, y permanecerá bajo vigilancia médica.

Por su parte, el doctor Víctor Hugo Zavaleta Ruíz, uno de los representantes de los inconformes en la comisión negociadora ante el gobierno estatal, explicó que la inanición es un proceso destructivo del cuerpo por la no ingestión de alimentos.

“Ocurre cuando el organismo se auto consume, inicialmente a partir de las grasas y después acude a la masa muscular para, principalmente, alimentar el cerebro como uno de los órganos vitales esenciales”.

Y agregó que la fase crítica de este recurso biológico de sobrevivencia realizado mediante el “autoconsumo” según la complexión muscular de la persona, empieza a los 40 o 50 días de ayuno prolongado.

Esto ocurre cuando el cuerpo empieza “a degradar órganos vitales, como los intestinos, hígado, riñones y corazón”.

Asimismo, María Cielo Gramajo Cundapí fue internada de emergencia en el hospital Rafael Pascacio, con severas complicaciones de salud tras 22 días en huelga de hambre, informó María de Jesús Espinosa, una de las voceras de movimiento.

Señaló que María ingresó al área de urgencias, con padecimientos de hipotensión (baja presión sanguínea), deshidratación, calambres y mareos.

María Cielo Gramajo ya tenía secuelas causadas por la primera huelga de hambre de 10 días que sostuvo con nueve compañeras, y que concluyó el pasado 12 de abril cuando se suscribieron las minutas de acuerdo con las autoridades estatales.

La compañera, agregó Zavaleta Ruíz, “ha resistido dos períodos de ayuno, y acumulado más de 30 días sin probar alimentos, bajo las carpas y soportando temperaturas de hasta 40 grados centígrados”.

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