La obesidad es un problema de salud pública que, muchas veces, debe atenderse no solo con cambios en los hábitos de salud sino también con ayuda farmacológica para garantizar que los pacientes tengan éxito, dijo hoy a Efe el especialista brasileño Bruno Geloneze.
“Atacar este problema empieza con un cambio en el estilo de vida, es decir, aumentar la actividad física, disminuir el consumo de calorías. Sin embargo, la gente que intenta hacerlo se queda con hambre y muchas veces es también una cuestión psicológica”, expresó el experto en endocrinología y metabolismo.
Geloneze aseguró vía telefónica que antes la obesidad era considerada un problema estético pero ahora “sabemos que es una enfermedad crónica, de largo plazo que puede derivar en otras enfermedades”.
De acuerdo con la Organización Panamericana de la Salud (OPS), alrededor de 140 millones de personas en Latinoamérica padecen obesidad, lo que representa un 23 % de la población total en la región.
En México, según cifras de la Encuesta Nacional de Salud 2016, el 36,3 % de los adolescentes y 72,5 % de los adultos tienen sobrepeso u obesidad, lo cual es el principal factor de riesgo modificable para el desarrollo de enfermedades crónicas.
“Hay más casos de diabetes, dislipidemia (cambios en el colesterol) e hipertensión arterial. Pero también está involucrado con casos más frecuentes de depresión, apnea del sueño, y más casos de cánceres de hígado, riñón y en el caso de las mujeres de cáncer de mama, endometrio y de articulaciones”, dijo el especialista.
Geloneze explicó que los cambios en los hábitos alimenticios, el consumir comida cada vez más procesada, además de la urbanización de las ciudades al estar pensadas más para transporte automotriz que para caminar o andar en bicicleta, han sido factores fundamentales para que este problema se agudice.
“Incluso en países poco desarrollados hay una gran disponibilidad de alimentos, se redujo la cantidad de sueño, la gente está más estresada y con ello se activan las hormonas que son responsables de subir de peso. Tenemos una cultura de comer mucho, por ello estamos ante un gran problema”, explicó.
El especialista dijo que el gran desafío para la comunidad médica es el tratamiento de este padecimiento, pues aunado a los problemas culturales, la ayuda con tratamiento farmacológico, hasta hace un tiempo, no era ideal.
“Antes había solo medicamentos que actuaban en el sistema nervioso, pero ahora se utilizan poco porque además de que reducen poco de peso, no se pueden usar a largo plazo”, dijo.
El experto explicó que esto es un problema debido a que la obesidad es “una enfermedad para toda la vida” y al utilizarlo sólo por reducido tiempo la gente suele volver a ganar el peso que pierde.
Del mismo modo, explicó que muchos medicamentos tienen efectos colaterales como cambios psiquiátricos, de ansiedad, mareos, cardiovasculares “es decir, se ataca un problema, pero se crean otros”.
El especialista señaló que, de acuerdo con investigaciones, se sabe que después de comer se produce una hormona producida en el tracto digestivo llamada GLT1 que da la sensación de saciedad.
Es por ello que se ha desarrollado un medicamento que contiene dicha hormona.
“La idea no es que lleguen a ser muy delgados. Si alguien pierde 10 % de peso corporal, puede llegar a sanar sus comorbilidades o, por lo menos, las mejora”, explicó.
El experto dijo, sin embargo, que el tratamiento farmacológico siempre debe ir complementado con tratamiento dietético y actividad física.