Al menos los últimos tres Papas han pedido perdón por los crímenes cometidos por la Iglesia contra los indígenas.
En julio de 2015, el papa Francisco pidió en Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, “humildemente perdón” por los “crímenes contra los pueblos originarios durante la llamada Conquista de América”.
En octubre de 1992, durante una visita a Santo Domingo, el papa Juan Pablo II pidió perdón a los indígenas americanos por las injusticias cometidas en el pasado. Benedicto XVI siguió sus pasos. En 2007, señaló que “no se pueden ignorar las sombras que acompañaron la evangelización en América”.