El presidente Donald Trump añadirá esta semana otro hito en su carrera política en Washington, ya que por primera vez en 16 años, la Casa Blanca no celebrará la fiesta mexicana del “Cinco de Mayo”, una tradición que mantuvieron sus antecesores de ambos partidos.
La Casa Blanca no ha respondido a numerosas solicitudes de información de este diario sobre por qué ha modificado la celebración del “Cinco de Mayo”, que conmemora la “Batalla de Puebla”, en la que el Ejército mexicano venció a tropas invasoras francesas en 1862.
Fuentes allegadas a la Administración dijeron hoy a este diario desde el anonimato –porque no ha habido un anuncio oficial- que el vicepresidente, Mike Pence, estará a cargo de la celebración, en nombre de Trump y la Administración.
Pero, a tres días de la fecha, no hay detalles aún de quiénes serán los invitados, ni el lugar de la celebración y si ésta incluirá a destacados artistas mexicanos, como ha sido la tradición en el pasado.
“La decisión de la Casa Blanca de renunciar a la celebración del Cinco de Mayo es otra bofetada para muchos mexicoamericanos y latinos. En vez de abrazar la herencia multicultural de nuestra nación, estamos profundizando las divisiones, y no buscando un terreno común”, dijo a este diario Félix Sánchez, presidente y co-fundador de la Fundación Nacional Hispana para las Artes (NHFA, por su sigla en inglés).
Sánchez recordó que la tradición comenzó en la presidencia de George W. Bush (2001-2009), en su primer año en el poder. Bush fue gobernador de Texas, un estado fronterizo con alta concentración de inmigrantes mexicanos.
La práctica continuó con el presidente Barack Obama (2009-2017), y fue considerada “como un día de orgullo cultural, celebrado no sólo por los mexicanos sino casi de forma universal por un abrumador número de latinos”, subrayó Sánchez.
Aunque no es un feriado mayor en México, para la comunidad mexicana en EEUU -el grupo demográfico más grande de la población hispana- es similar al “Día de San Patricio”, un día de orgullo étnico que comparten muchos estadounidenses de ascendencia irlandesa, según explicó Sánchez.
La Casa Blanca, hasta este año, siempre había organizado por lo grande la fiesta del “Cinco de Mayo”, invitando a miembros del Gabinete, de la embajada de México y el cuerpo diplomático en general, la prensa, y destacadas figuras de la comunidad mexicana dentro y fuera de EEUU.
Cada presidente aprovechó la ocasión para destacar las contribuciones de los hispanos, y de los mexicanos en particular, al tejido cultural, político y económico del país. En paralelo, las compañías estadounidenses utilizan la fecha para promover sus productos a la comunidad hispana, un bloque que a través de los años ha aumentado paulatinamente su peso económico y político.
El año pasado, Obama celebró su último “Cinco de Mayo” con la banda de rock mexicana, “Maná”, que también lo respaldó en su reelección, y tocó en uno de sus bailes de inauguración en enero de 2013.
Poco después de conseguir la nominación presidencial republicana en mayo de 2016, Trump dijo que amaba a los hispanos y, para demostrar su afinidad con la comunidad mexicana, se fotografió sonriendo ante un “taco bowl” el 5 de mayo, en su edificio en Manhattan.
La imagen de entonces, que Trump circuló en sus cuentas en Twitter y Facebook, iba acompañada con el mensaje “Happy #CincoDeMayo!” y fue compartida en Twitter más de 34,000 veces en la primera hora.
“Los mejores taco bowls se hacen en Trump Tower Grill. Amo a los hispanos!”, declaró Trump.
Aunque la imagen fue un golpe mediático, ésta suscitó críticas de los grupos pro-inmigrantes, en particular porque durante la contienda –e incluso ahora desde el Despacho Oval- Trump favoreció la deportación masiva de los inmigrantes indocumentados.
Ahora, la Casa Blanca de Trump aparentemente ha decidido ofrecer, como término medio, una celebración del “Cinco de Mayo”, pero con Pence de anfitrión.