En calles de Veracruz se pueden ver robos, secuestros, levantones, extorsiones, feminicidios, robo de combustible, narcotráfico y asesinatos. Las cosas cada día están peor. Tan sólo en lo que va del año los casos de personas desaparecidas suman 20, sin contar los que no son denunciados.

Según datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), Veracruz es la segunda entidad con más denuncias de desaparecidos.

Los cárteles que gobiernan dicha entidad son “Los Zetas”, el cártel de Sinaloa, los Beltrán Leyva, los Arellano Félix, los llamados “Gente nueva”, los “Antrax”, el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) y el Cártel de Golfo, según información de la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada (SEIDO).

Con la constante pelea entre estos cárteles por gobernar la entidad Veracruz se encuentra inmersa entre  miedo por la constante desaparición de periodistas, jóvenes, niños  y mujeres; los cuales utilizan para traficar droga en diferentes entidades.

Este tipo de delincuentes no tienen palabra, honor, no tienen nada. Son delincuentes que van a transgredir la ley, que se dedican a hacer limpieza de policías locales coludidos con cárteles opuestos y los asesinan.

El cártel del Pacífico opera principalmente en las zonas de Orizaba, Ciudad Mendoza, Río Blanco y Nogales. El Cártel de Sinaloa opera en Veracruz con las células “Ántrax” y “Gente Nueva”, bajo el mando de un sujeto identificado como “Junior”.

Para mandos militares, el control del Puerto de Veracruz, el paso de migrantes, el narcomenudeo y el robo de combustible a Pemex son la principal mina de oro de las organizaciones criminales en el Estado.

Investigaciones oficiales establecen que hasta 2010 “Los Zetas” mantenían el control de Veracruz, después de constantes batallas con el Cártel del Golfo.

Para 2011, en la disputa por ese territorio se hizo presente el CJNG, con la ejecución de 35 presuntos zetas, que arrojó a la vía pública en Boca del Río. Esa pugna acabó por mermar a “Los Zetas”, coincidieron mandos federales, por lo que advirtieron una escalada de violencia con la confrontación entre el CJNG y las células del Cártel de Sinaloa, antes y después de la jornada electoral.

Al debilitamiento de “Los Zetas” se sumó el abatimiento o la captura de por lo menos 12 de sus líderes que operaban y controlaban para su organización diversas regiones del estado.

Con esas bajas, “Los Zetas” llevaron a cabo un reacomodo en 2015, de acuerdo con investigaciones de la PGR y la DEA, así como informes de las Fuerzas Armadas. Esas indagatorias revelan que “Los Zetas” migraron al Pánuco, al norte de Veracruz; algunas células permanecieron en el centro de la entidad y otras de plano se fueron a los límites con Hidalgo, San Luis Potosí y Tamaulipas.

Otro factor que minó a “Los Zetas” fue la lucha interna que sus células protagonizaron principalmente en Orizaba y Córdoba.

Estos delitos y narcotraficantes son el el pan de cada día para la sociedad jarocha que vive en aquella entidad.