Muchos delincuentes todavía ven a la Iglesia como una institución que se respeta
La relación entre la Iglesia católica y el narcotráfico viene de muchos años atrás y puede explicarse como un vínculo que nació del miedo y de la falta de acciones de los gobiernos de diferentes estados de la República que llevaron en muchos casos a que los clérigos aceptaran donaciones y peticiones de criminales.
Varias son las historias de “pactos” entre la iglesia e integrantes de células criminales, ya sean de silencio, complicidad o el aceptar donaciones de recursos de procedencia ilícita.
Algunos de los estados en los que los sacerdotes y representantes de la iglesia tienen que llegar a acuerdos con delincuentes por miedo a represalias o por la tremenda violencia que se vive en ese lugar son Sinaloa, Tamaulipas, Michoacán, Veracruz, Guerrero, Coahuila, por mencionar algunos.
Por ejemplo, en febrero de 2012, el Arzobispo de León, Guanajuato, Martín Rábago, pidió una tregua a una célula delictiva asentada en dicha entidad, con motivo de la visita del Papa Benedicto XVI en marzo. En narcomantas, los delincuentes dieron a conocer que respetarían la visita del clérigo.
En enero de 2013, una orden de sacerdotes realizó una serie de videos titulados “Hermano narco” en el que, mediante una historia, pedían a los familiares de las víctimas de los cárteles del narcotráfico, perdonar incluso a los asesinos.
En 2015, se celebró una misa en honor de Heriberto Lazcano Lazcano, fundador del cártel de los Zetas, en una parroquia de Poza Rica, Veracruz. Cabe recordar que este capo ya abatido tiene su propia iglesia en Hidalgo.
En 2016, Salvador Rangel Mendoza, miembro de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), en Chilapa, Guerrero, pidió un “diálogo” con los cárteles de la droga para evitar asesinatos, secuestros, extorsiones y demás, ya que la “guerra contra el narco” no daba resultados.
“La Iglesia siempre ha promovido el diálogo, porque sin diálogo no puede haber paz. Por eso es necesario dialogar con la gente que se dedica al narcotráfico, pero sin hacer ninguna concesión. ¡Dialogar, no pactar! Eso que quede claro; con ellos no se debe pactar, pero sí llegar a ciertos arreglos”, dijo.