Durante el 2011, año considerado de alta violencia, en México se registraron 22 mil 852 asesinatos; sin embargo, durante el primer trimestre del año en curso la cifra de homicidios se incrementó 6%.

De acuerdo con el rotativo The Economist, es poco probable que el presidente Enrique Peña Nieto logre implementar programa alguno de lucha contra la delincuencia organizada, pues tan sólo le quedan 18 meses de mandato, sin que atendiera a fondo la problemática en los años anteriores.

Dicho medio refiere que los recientes acontecimientos por parte de los llamados huachicoleros, en Puebla, representan un punto emblemático del crimen en México.

En 2006, el reporte sobre tomas ilegales de combustible, operada por Petróleos Mexicanos (Pemex), era de 213 tomas ilegales. El año pasado el número se incrementó exponencialmente, al llegar a más de 6 mil 800.

Dichas tomas generaron en Pemex pérdidas por aproximadamente 30 mil millones de pesos, y los niveles de violencia crecen, dado que “los gánsteres de nivel inferior luchan por el control o dejan de formar sus propios grupos, lo que lleva a una reordenación violenta de la jerarquía del crimen organizado”, por lo cual aumentan actividades delictivas como el secuestro y extorsión.