Los debates han consolidado la ventaja en las preferencias electorales a favor de AMLO. Hoy millones de mexicanos libramos la batalla contra el fraude electoral. Desde que comenzó la campaña hasta el primero de julio, la lucha era por el voto, ahora la lucha es por el país. Treinta millones aproximadamente de mexicanos, están manifestando su decisión de hacerlo por López Obrador. Podríamos decir, en consecuencia, que esta etapa ya está casi cubierta. A partir de estos momentos la parte fundamental de nuestro trabajo está en garantizar que el voto ciudadano sea respetado sea cual sea la decisión que haya tomado sobre su preferencia electoral. Lo importante es evitar que el PRIAN y el aparato gubernamental, intenten quebrantar la decisión de los electores.
Los ciudadanos hemos sido testigos de cómo en el Estado de México se dieron los entramados para alterar los resultados de la elección. Secretarios de Estado, dependencias oficiales, recursos públicos, reparto de tarjetas bancarias y un montón de enseres y apoyos domésticos; estuvieron jugando a favor de los mafiosos que finalmente le arrebataron el triunfo a Delfina Gómez Álvarez, de Morena. Los recursos materiales puestos en acción por los grupos de interés abrieron la puerta para que Peña Nieto se saliera con la suya y ahora esa experiencia la quiera repetir en la elección federal.
Los millones de personas que votaremos por AMLO no pasamos por alto estas prácticas y ya paseamos nuestra fuerza y nuestra moral por las calles y por las plazas públicas gritando que ahora toca el turno al pueblo de México. Treinta millones de votos a favor de AMLO, trabajados y ganados limpiamente, se han adherido en un cuerpo multiforme donde el punto de conexión es rescatar el país de manos de la mafia. A todos nos han unido los agravios, la violencia, la pérdida de nuestros recursos, el anti-patriotismo y los crímenes de lesa humanidad, que los priistas le han infringido al pueblo y a la nación.
Esta experiencia mística de millones de mexicanos ha impreso sentido a nuestra vida y nos obliga a abandonar los sueños del sosiego. Recogemos con humildad y orgullo las palabras de Rosa Luxemburgo cuando minutos antes ser asesinada por los nazis, dejó el testimonio de que los revolucionarios “luchan por un mundo donde la justicia no sea sacrificada en nombre de la libertad ni la libertad sacrificada en nombre de la justicia” Tener una causa que nos levante del suelo y nos sature de emoción, es lo que hoy mueve a millones de mexicanos. Este es el momento en el que las convicciones y los sentimientos más nobles de nuestra gente se expresarán el 1º de julio.
Jamás entenderán los adversarios de nuestra causa que todas sus argucias para confundir a la gente han sido superadas por el despertar de la gente. Esta amplia franja de la sociedad, la que defiende a su país independientemente de su signo partidista, ha logrado una autoridad moral que la hace caminar orgullosa por calles y plazas sin otro objetivo que el de cambiar el rumbo y la historia de México. El PRIAN y sus satélites, en cambio, van a cien kilómetros por hora, desbocados, rumbo al fracaso. Ni el dinero ni la conjunción de sus grandes intereses podrán lograr que el PRI lleve a la presidencia a su candidato, pues a pesar de la perversa campaña contra AMLO para arrebatarle el triunfo, los mafiosos no tendrán ningún resultado.
La conciencia y las convicciones de la gente están en donde deben. Sabe que este país merece otro destino y está reemprendiendo la lucha para echar atrás la imposición de los mismos mafiosos que han degradado a esta sociedad. Morena y sus aliados representan ahora la posibilidad de lograr la grandeza moral y espiritual de un México nuevo. Quien haya pensado que iba a ser fácil burlar el voto ciudadano se va a volver equivocar. Andrés Manuel tiene ahora más autoridad política y moral, más organización que en los tiempos pasados. Es ahora el líder de millones de agraviados, de mujeres y jóvenes excluidos por el poder. Su trabajo y sus propuestas son la expresión de los que están luchando con fuerza y sabiduría para honra y prestigio de México.