Desde hace varias semanas el gobierno federal ha anunciado con bombo y platillo que, a partir del inicio de este 2016, la gasolina bajará de precio—lo cual es un hecho inédito en muchos años. Si bien es cierto que es de aplaudirse que el gobierno anuncie que dejará que los precios de la gasolina fluctúen en cierta sintonía con los precios internacionales, vale la pena poner esta nueva política en perspectiva.
Vayamos por partes. Si el anuncio es tan buena noticia, entonces ¿a quién protegía el control de precios de las gasolinas del pasado? Durante muchos años, gobiernos de diferentes colores adujeron que una de las ventajas de “que el pretróleo fuera nuestro” y de que contáramos con un monopolio público para la venta de gasolinas era que esto permitía proteger a la población de la indeseable volatilidad de los precios de mercado (no olvidemos que, en la retórica de muchas políticas públicas, el gobierno es bueno y el mercado es malo, claro está).
Lo cierto es que, durante los últimos veinticinco años, la norma fue que Pemex (el monopolio estatal que administró por décadas ese petróleo que “era nuestro”) nos vendiera gasolinas a precios mayores que los del mercado internacional. Al hacerlo, el gobierno federal cobraba un impuesto implícito a los consumidores de combustibles. Y cuando los precios internacionales del petróleo fueron muy altos, como sucedió entre 2007 y 2012, ocurrió justo lo contrario: Pemex nos vendió gasolinas a precios inferiores a los del mercado internacional. Al hacerlo, el gobierno federal otorgó un subsidio implícito (y de miles de millones de pesos) a los consumidores de gasolinas.
De modo que, por muchos años, el monopolio de la explotación petrolera en realidad no protegió a los consumidores. Y durante los breves periodos en que el gobierno decidió subsidiar la gasolina, en realidad subsidió a los consumidores más ricos.
En segundo lugar, ¿cuánto cambian las cosas con el nuevo esquema de precios de las gasolinas? A partir del primero de enero, el litro de gasolina Magna cuesta $13.16, y el de Premium $13.98, es decir que disminuirán 40 y 41 centavos por litro, respectivamente, una baja de alrededor de 3% en ambos combustibles respecto a diciembre pasado.
Pero, ¿cuánto cuesta la gasolina en otros países? El precio promedio de la gasolina regular en los Estados Unidos al cierre de 2015 es de 2 dólares por galón, lo cual equivale a 9.10 pesos por litro (usando el tipo de cambio interbancario de fin de año).
Esto quiere decir que, incluso, tras el generoso descuento de 3% del gobierno federal, la gasolina magna de México sigue siendo 44% más cara que el precio promedio de la gasolina regular en Estados Unidos, país de donde importamos grandes volúmenes de la gasolina consumida aquí.
De modo que, cada vez que el gobierno le presuma que gracias a la reforma energética usted ahorra 40 centavos por litro de gasolina, recuerde que por el momento seguirá pagando al menos 4 pesos más por litro de lo que pagaría en el país de donde Pemex la importó.
Por último, ¿puede el gobierno federal bajar más los precios de las gasolinas? Quizá pero también vale la pena recordar que los bajos precios del petróleo en los mercados internacionales implican menores ingresos públicos por la exportación de hidrocarburos, mismos que financian una parte importante del gasto público. Por lo tanto, desde el punto de vista de las finanzas públicas, una buena forma de compensar menores ingresos por la exportación de petróleo es, precisamente, vender gasolina cara a consumidores cautivos como usted o como yo: todos los precios son relativos.