En la escena se están celebrando los 60 años de soltería de Barbie, quienes la acompañan en el festejo son unos muñecos de madera de los luchadores mexicanos Blue Demon y El Santo.
En el mismo aparador están dos muñecas de trapo, que representan a mujeres indígenas que se unen a la celebración. También hay un perro, un jaguar, un conejo y sobre una pequeña mesa un juego de té y un pastel.
La escena podría parecer inverosímil en un mundo real, pero en la exposición “Museo Conejo del Juguete” todo es posible. En cada escena hay un acto de sublevación que revindica lo diferente, la convivencia, el juego y el placer.
En la sala de exposiciones temporales del centro del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) en Tuxtla Gutiérrez se inauguró la exposición “Museo Conejo del Juguete” que reúne cientos de juguetes de diferentes partes del mundo y de distintos tiempos que ha logrado reunir en su colección el geógrafo y promotor cultural, Roberto Ramos Maza.
La exposición está compuesta por varias escenas construidas por Roberto Ramos Maza. En un aparador están muñecas de todos tamaños, materiales y procedencias; por otro lado se ve un espacio dedicado al “submarino amarillo” de los Beatles; más allá hay una vitrina llena de caballos que va uno atrás de otro; conforme se avanza pareciera que es imposible que una escena supere a la otra; pero de acuerdo al gusto eso puede suceder con facilidad.
Cada uno de los elementos que están en la exposición fue meticulosamente cuidado por Roberto Ramos Maza. Nada fue casualidad. El recorrido comienza con una vitrina en la que hay: tierra, un barco de papel, una lata, un par de juguetes de trapo y otros de madera. Son los juguetes más elementales con los que algún momento se juega.
El hilo que une todo es el gozo, la diversión, el diálogo. “El juguete y el juego tiene reglas propias que no son de la vida real, pero por medio del juguete y el juego se aprende mucho por eso hay muchas escenas de la cotidianidad y que representan la diversidad, para mí era muy importante que se representara esa diversidad. Un muñeco wero vendiendo paletas, una niña jugando ajedrez muchos de los estereotipos que se le dan a los juguetes están impuestos por los adultos, no por el juguete o los niños que lo juegan” explica el curador de la exposición. La exposición rompe estereotipos e intenta ofrecer un nuevo discurso.
En la exposición hay juguetes de toda la diversidad, y sin exagerar, de todo el mundo, aunque, buena parte son juguetes mexicanos y es que el coleccionista está convencido que el país es una gran potencia en esta rama y que está poco visibilizado.
El gusto por los juguetes, cuenta Roberto, es de familia. Tanto apreciaban sus padres estos objetos que dejaron que los conservara. El coleccionista no sabe a qué hora se convierte en uno.
No hay persona apasionada de algo que no tenga intención de compartir ese gusto. “Ya tengo varios años pensando en hacer un museo del juguete, un espacio físico, porque empecé con una página en Facebook, pero siempre me preguntan cómo pueden ver la exposición que no sea de manera virtual”. La página de Facebook se puede encontrar como “Museo Conejo del Juguete”.
La exposición en el INAH es el primer paso para llevar esta colección a un espacio físico de manera permanente. Lo que se puede observar en la sala temporal es apenas la cuarta parte de toda la colección con la que se cuenta así que todavía hay mucho por ver.
En México solo hay dos lugares que cuentan con museos dedicados al juguete y Tuxtla Gutiérrez podría ser el tercero. Roberto Ramos Maza tiene como condición personal que el lugar permanente para sus juguetes sea en esta ciudad.
Mientras se concreta su idea de lograr un sitio permanente para la colección, se puede apreciar la exposición en la sala temporal del centro INAH de martes a domingo de 10:00 a 18:00 horas hasta el mes de julio