Al grito de “¡AMLO, escucha al pueblo que te mantiene!”, miembros de Antorcha Campesina exigen recursos para su organización afuera de Palacio Nacional
Supóngase que alguien cobrara a la gente pobre por acceder al derecho de comer.
Y luego les vende la comida, les exige dinero por utilizar una estufa comprada con recursos públicos, les reclama aportaciones por ocupar una cuchara, les condiciona el asiento en una mesa a cambio de apoyar el sistema de cobros y, cuando el bocado va hacia la boca, se abroga el derecho de arrebatarlo intempestivamente para venderlo a alguien más.
Por si fuera poco, quienes participan del esquema se convierten en presidentes municipales, diputados federales y obtienen jugosas concesiones y franquicias por parte del gobierno federal.
La máquina existe. Pero no se ocupa de la comida, sino de otra necesidad vital: la vivienda. Esa máquina se llama Movimiento Antorchista Nacional, generalmente conocido como Antorcha Campesina, su organización originaria.