Hace años la NASA, la Dra. Bet Jarman y el Dr. George Land realizaron una prueba especializada para medir el potencial creativo de sus ingenieros y científicos. Esta tenía sus raíces en la capacidad de mirar un problema y pensar en múltiples soluciones. La NASA quedó muy contenta con los resultados.
Sin embargo, los doctores decidieron investigar más para saber si la creatividad era un rasgo genético o era el resultado de la experiencia de la vida.
Encontraron a 1,6000 niños entre los cinco y seis años para medir sus progresos y el resultado los sorprendió.
98% de ellos tenían puntuaciones de genio, por lo que decidieron aplicar la misma prueba luego de cinco años.
Los resultados los impactaron pues los niños ya estaban en la primaria pero sus niveles de creatividad declinaron, obteniendo una reducción del 68%.
Luego volvieron a aplicar la misma prueba al cabo de cinc o años y ahora habían caído al 12%.
La prueba se repitió en adultos mayores de 25 y se encontró que menos del 2% lograban ahora la puntuación de genio. Esta prueba se repitió más de un millón de veces para asegurar la consistencia de los resultados.
Los resultados indican que los niños nacen con el potencial de ser genios, pero que el sistema escolar los vuelve tontos.
Land señala que la escuela es una institución que coarta la creatividad de los niños para servir a los deseos de una clase dominante. Los niños son una de las mayores amenazas de este sistema, por lo que se les adoctrina y se les lava el cerebro para aceptar el sistema.
La buena noticia es que la creatividad puede ser suprimida, pero no extirpada. Para mantenerla viva ayuda mucho la medicación, el yoga y el ejercicio físico. Del mismo modo una dieta saludable, ya que ésta permite la creación de nuevas células en el cerebro.
Land concluyó afirmando que la imaginación es la capacidad más importante del ser humano, y que hay que cultivarla no permitiendo que sea reducida por fuerzas exteriores.