¿Por qué el equipo de Meade apoyo a Anaya en sus ataques a la familia de AMLO?

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La violencia es el último recurso del incompetente”. Isaac Asimov
Ricardo Anaya no entiende las razones de su derrota. Se las recuerdo:

1. Dividió al PAN al no ofrecer condiciones para una contienda abiertamente democrática interna entre él, Margarita Zavala y Rafael Moreno Valle.

2. Pactó una alianza condenada al fracaso con el partido de izquierda más desprestigiado, el PRD, que se ha quedado prácticamente sin votos por el empuje de Morena, de Andrés Manuel López Obrador.

3. Traicionó a Mancera. Le jugó chueco al gobernante identificado con el PRD que más podía apoyarle, Miguel Ángel Mancera, ex jefe de gobierno de la Ciudad de México que tiene, todavía, el control de la administración pública capitalina. Mancera deseaba una contienda abierta para nominar al candidato del PAN-PRD-MC. No la hubo porque Anaya agandalló la candidatura. Ahora sobran voces, creíbles, difundiendo la versión de que Mancera está más cerca de Meade que del panista.

4. Traicionó a Peña y Peña lo noqueó. Se puede ganar una elección sin el apoyo de la Presidencia de la República, pero no hay modo de lograrlo atacando frontalmente a titular del poder ejecutivo, menos aún si se tuvo con el presidente de México una larga relación política. Ricardo Anaya traicionó a Enrique Peña Nieto porque sus grupos de enfoque le decían que prometer la cárcel para el inquilino de Los Pinos le iba a dar una enorme cantidad de votos. Lo único que logró Anaya fue que se hicieran sus públicas sus trácalas financieras, que no solo le han hecho perder preferencias en las encuestas, sino que, si no se entra pronto en razón, cuando deje de ser candidato podrían llevarlo a él —sí, al señor Anaya— a enfrentar serios problemas legales, inclusive penales.

5. Abusó en los debates. En efecto, en los tres debates entre candidatos presidenciales, Anaya decidió que debía ser agresivo respecto del líder, Andrés Manuel López Obrador. Se excedió en el tono, sobre todo en el encuentro del pasado martes en Mérida, Yucatán. En un formato que no permitía las interrupciones, Anaya rebasó los límites de lo pactado. José Antonio Meade también atacó a AMLO, pero el candidato del PRI jamás perdió el estilo ni los buenos modales.

6. Calumnió al hijo de AMLO. El colmo llegó después del tercer debate. Ricardo Anaya y sus colaboradores se toparon en el aeropuerto de Mérida con algunas personas de Morena, entre quienes estaba el hijo mayor de AMLO, José Ramón López Beltrán. En su desesperación por seguir golpeando al candidato de Morena, los panistas inventaron: dijeron que José Ramón los insultó. Eso sí, para cuidarse los anayistas aclararon que no podían asegurarlo, que no escucharon bien, pero que quién sabe cómo supieron que la ofensa se había producido. Llegar a la calumnia es algo muy bajo. Hacerlo además no contra el rival, sino contra su familia, es de plano miserable. Lo peor es que un apasionado seguidor del candidato priista, el señor Julio Di Bella, sin ninguna necesidad dijo que José Ramón sí insultó a Ricardo Anaya. Si Di Bella piensa que prestándose a tácticas tan ruines va a ayudar a José Antonio Meade, se equivoca. Más bien, lo va a perjudicar. Porque Meade, hasta el momento, ha jugado limpio. No necesita que Di Bella le ensucie el prestigio de hombre decente que tiene.

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