#Video Tortillerías, chelerías, autolavados… son algunas de las opciones para los jóvenes construyendo el Futuro

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En una revisión a las tres entidades con mayor número de unidades económicas registradas, a través del portal Jóvenes Construyendo el Futuro, se observa que estos negocios tienen una presencia dominante en este programa social.


Loncherías, centros botaneros, taquerías, tortillerías, pollerías, tiendas de abarrotes y cocinas económicas son algunos de los centros de trabajos a los que se han integrando los beneficiarios del programa Jóvenes Construyendo el Futuro desde que inició en enero de este año.

En una revisión a las tres entidades con mayor número de unidades económicas registradas, a través de la base de datos publicada en el portal Jóvenes Construyendo el Futuro, se observa que estos micro y pequeños negocios tienen una presencia dominante en este programa social.

En total, el programa tiene un registro de 157,070 centros de trabajo de los cuales 93.8% pertenecen al sector privado, 3.9% son instituciones públicas y 2.3% se trata de organismos sociales; y son Veracruz, Michoacán y Tabasco las entidades en donde se registran mayor número.

En Veracruz, en donde hay 15,444 centros de trabajo, están registrados 711 centros bajo la denominación de “Abarrotes”; pero también de pueden encontrar unidades económicas enfocadas en el autolavado, antojitos, coctelerías, pollerías, rosticerías y tortillerías por mencionar algunos.

Michoacán, es la segunda entidad con más centros de trabajo registrados al alcanzar 14,896. El desplegar la lista de los espacios a los que se integran los jóvenes también destacan las tiendas de abarrotes, centros botaneros, tortillerías e incluso se puede observar un espacio identificado como “Chelas”.

Tabasco con 14,269 es el tercer estado con mayor número de centros de trabajo en Jóvenes Construyendo el Futuro y entre los espacios que llaman la atención se encuentran, además de 971 tiendas de abarrotes, espacios de “antojitos”, venta de “chamoyadas”, fondas y fruterías.

En las listas de los centros de trabajo también es común encontrar lugares registrados con nombres propios, lo que no permite identificar plenamente el giro del negocio o las actividades que realizan los jóvenes.

Al arranque de este programa grandes empresas del sector bancario, de alimentos, aerolíneas, medios de comunicación e incluso el Consejo Coordinador Empresarial (CCE) anunciaron su adhesión al programa para recibir a los becarios.

La Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STyPS) es la encargada de dirigir Jóvenes Construyendo el Futuro, uno de los programas sociales más ambiciosos del gobierno de Andrés Manuel López Obrador.

En 2019 se destinaron 44,300 millones de pesos en el Presupuesto de Egresos de la Federación con el objetivo de integrar a jóvenes de entre 18 a 29 años a centros de trabajo para que reciban capacitación y con ello un apoyo mensual de 3,600 pesos. A siete meses de su puesta en marcha ha integrado a 900,000 “aprendices”, la mayoría de ellos con la preparatoria concluida.

Un reflejo del sector productivo
La integración a este tipo de centros de trabajo no es ninguna sorpresa, después de todo más del 95% de las unidades económicas en el país son micro, pequeñas y medianas empresas, apunta Rogelio Gómez, coordinador de Acción Ciudadana Frente a la Pobreza e integrante del Observatorio del Trabajo Digno.

Sin embargo, considera que es valido cuestionar si este tipo de negocios cumple con los objetivos de capacitación y vinculación laboral de los beneficiarios.

“Es uno de los temas que deben de ponerse a revisión de este programa, pero no es el único, también se debe hacer un esfuerzo para llegar a los jóvenes que tienen más problemas de empleabilidad y no los que estén listos para emplearse porque eso podría generar un problema. Otra cosa es que además de la parte técnica, es necesario generar el desarrollo de habilidades blandas, es decir, disciplina, comunicación abajo en equipo, resolver conflictos”, apuntó Gómez.

Otro punto que señala el especialista es que este programa podría generar una sustitución, es decir, que en los espacios en los que se tenía planeado contratar a alguien ahora no lo hagan y únicamente integren a jóvenes del programa.

Para la STyPS el programa únicamente es un espejo de cómo está conformado el sector privado en el país, además de que en sus objetivo de origen se planteó ser incluyente.

“Desde el principio planteamos que el programa iba a ser incluyente en el sentido de que íbamos a incorporar a micro, pequeñas y medianas empresas y pues e un sentido obvio es la diversidad del sector productivo y empresarial con el que contamos en México que está compuesto en su mayoría por mypymes. No se podía excluir a este sector y por eso hay todo tipo de centros de trabajo”, apuntó Dayra Vergara Vargas, titular de la Unidad del Programa Jóvenes Construyendo el Futuro.

La funcionaria apunta que otro de los lineamientos que se plantearon previo a que se pusiera en marcha este programa fue que al menos 70% de los centros laborales fueran del sector privado con el objetivo que al concluir su capacitación exista la posibilidad de que sean contratados en estos lugares, aunque no es una obligación para los centros de trabajo.

Respecto a que en las listas hay centros de trabajos registrados con nombres propios, Vergara Vargas recordó que el programa permite la integración de personas físicas para la capacitación de los jóvenes mismos que “tienen una estructura mínima pero necesaria” para los objetivos del programa.

En mayo de este año, Forbes México dio a conocer que el programa no cuenta con un blindaje para detener fraudes y a través de un audio reveló como una empresaria proponía a los beneficiados obtener únicamente la mitad de la beca a cambio de ser registrados y no trabajar.

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