Monday 29 de April del 2024

La verdadera historia del tráfico de órganos

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Hasta este momento la Ciudad de México no tiene ningún registro de venta o tráfico de órganos

Son múltiples las declaraciones que se hacen en los medios de comunicación sobre el tráfico de órganos, sin embargo, no existen denuncias ante la Procuraduría General de la República de este delito.

Algunas asociaciones civiles argumentan que la gran mayoría de las personas desaparecidas son víctimas de la extracción de sus órganos. Otras mencionan que el principal blanco de los traficantes de órganos son los migrantes centroamericanos. Lo cierto es que si se comete este delito no hay denuncias para poder sancionarlo.

La doctora Armida Reyes, del Centro de Trasplantes de la Ciudad de México, dijo en entrevista para Letra Roja que “hasta este momento la Ciudad de México no tiene ningún registro de venta o tráfico de órganos. No hay quejas, no hay notificaciones, no hay denuncia”.

Y señaló que “hasta este momento no se ha reportado que tengamos un foco rojo de salud con conocimiento de que alguien haya solicitado alguna queja o alguna denuncia en la Procuraduría” sobre la venta de órganos.

La doctora Reyes refirió que “la Comisión Federal para la Protección contra la Riesgos Sanitarios (Cofepris) es la encargada de verificar todo el funcionamiento sanitario, si un hospital lleva a cabo un procedimiento del cual no está autorizado está cometiendo un delito y eso está penado por la ley.

“Como federación, el Centro Nacional de Trasplantes (Cenatra) garantiza que los procesos se lleven a cabo en instituciones previamente autorizadas por la Cofepris”, dijo.

Azucena Camarena, coordinadora de comunicación y relaciones públicas de la Asociación Ale, donación de órganos, argumentó que “la venta de órganos no es cierta porque existen aspectos médicos que son complejísimos”.

Camarena explica que para poder hacer un trasplante de algún órgano debe existir compatibilidad absoluta entre el donante y el receptor: tipo de sangre, tamaño, etcétera.

La doctora Reyes señala que la duración de los órganos cuando la persona fallece es mínima, por ejemplo, el corazón tiene vida durante una hora, el hígado 4 horas y el riñón 6.

Camarena coincide en esto y agrega que sería muy difícil que en ese tiempo el órgano llegue a la persona que supuestamente pagó por él en las condiciones clínicas adecuadas y con la compatibilidad correspondiente.

Explica que “hay toda una serie de aspectos médicos que se tienen que evaluar porque un protocolo de compatibilidad dura de 6 meses a un año, para asegurarnos que ese órganos es para el mejor paciente”, para que el receptor no lo rechace.

Tanto Reyes como Camarena enfatizan en la compleja red que existe entre las instituciones que se encargan del proceso de la donación de órganos y argumentan que hacerlo en la ilegalidad es poco probable, al menos, realizarlo con éxito.

 

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