Thursday 02 de May del 2024

LUEGO DEL SISMO, PEÑA NIETO HARÁ JUGOSO NEGOCIO CON LAS CONSTRUCTORAS

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Este lunes 11 de septiembre, en su visita a Paredón, en el municipio de Tonalá, Chiapas, Enrique Peña Nieto convocó a las constructoras a ser parte de la reconstrucción de los edificios destruidos por el terremoto del día 7, donde los estados más afectados son Oaxaca y Chiapas.

En un alarde de cinismo señaló que no se debe aprovechar la tragedia para obtener de ella un beneficio político por parte de algún actor nacional. Interesantes declaraciones, aquí cabe la pregunta: ¿a quiénes se refiere? ¿A qué constructoras hace el llamado?

La lectura política que se desprende de estos dichos y de las interrogantes que se generan a partir de ellos tendría que hacerse en referencia a los escándalos que el gobierno de Peña Nieto ha tenido últimamente, de la mano de distintas constructoras.

Como la empresa OHL, por ejemplo, la cual tiene a varios de sus principales accionistas en el Estado español bajo proceso por corrupción, como lo es Juan Miguel Villar Mir. De estos procesos judiciales en el país ibérico se desprenden señalamientos de que esta empresa en complicidad con miembros del PRI (como es el propio Peña Nieto), han obtenido ganancias a partir de los sobreprecios de obras como el Circuito Interior Mexiquense o el Viaducto Elevado Bicentenario, situaciones que han quedado en la impunidad.

Otra constructora a la que Peña podría estar haciendo referencia es a Grupo Higa, con la cual se vio envuelto en otro escándalo, con la famosa “Casa Blanca” oficialmente propiedad de Angélica Rivera, esposa del presidente Peña, noticia que fue dada a conocer por Carmen Aristegui en el 2014 y que tampoco fue investigada. La casa está situada en Las Lomas, DF, y su costo es de 7 millones de dólares. Fue edificada precisamente por esta compañía, una de las empresas que curiosamente ganó la licitación del tren México-Querétaro junto con otras obras, cuando Peña Nieto era gobernador.

La última empresa que se cuenta entre las favoritas del presidente de México es Aldesa y Epcor, el consorcio constructor del Paso Express en Cuernavaca y principal responsable del gran socavón que terminó con la vida de dos personas. Un socavón que se abrió con una enorme velocidad, ya que esta obra carretera tenía sólo cuatro meses de haberse inaugurado cuando apareció este formidable hoyo. Se trata de otro escándalo de corrupción: algunos funcionarios ya habían advertido que la obra tenía graves fallas, pero aceptaron la entrega aunque no estaba terminada, además de que después se señaló que se hallaron sobre pagos a los contratistas que construyeron la obra.

En todos estos casos los responsables, altos funcionarios, han hecho negocios millonarios a costa del presupuesto público e incluso de la vida humana.

En realidad Peña Nieto parece preparar el camino para que las constructoras de las que es socio hagan jugosos negocios a partir de la tragedia y la corrupción como lo han hecho antes.

La infraestructura urbana y rural, así como las viviendas populares, son sólo un negocio millonario para los grandes empresarios, para quienes la vida de los trabajadores y los sectores oprimidos no tiene ninguna importancia. La catástrofe no es en sí mismo el sismo, sino la voracidad capitalista.

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