QUIZÁ EL PRINCIPAL rubro a considerar para lo que hace al nuevo aeropuerto (NAIM), innecesariamente en tela de juicio, es la aviación.
Finalmente sin aerolíneas y aviones no se requeriría una terminal, así que dicho negocio es la sal y pimienta de lo que está a punto de decidirse en la consulta que hoy inicia.
El martes se conoció la carta que la principal asociación de las líneas aéreas estadounidenses envío a Andrés Manuel López Obrador, en la que abiertamente se pronuncia en favor del NAIM.
El sentir de la Airlines for América que preside Nicholas Calio y que agrupa a American Airlines, United, Alaska Airlines, Hawaiian Airlines, JetBlue, Southwest no se aparta demasiado de la postura de CANAERO.
Nuestra cámara de la aviación que preside Sergio Allard no tiene tampoco ninguna duda y en su óptica el tema del aeropuerto de Texcoco no tendría ya que discutirse.
Así se ha expuesto en cuanto foro de análisis se ha presentado, ya sea por separado o con el apoyo del CCE que preside Juan Pablo Castañón y algunos de sus miembros como CONCAMIN de Francisco Cervantes, CONCANACO de José Manuel López, CNET de Pablo Azcárraga, CMIC que lleva Eduardo Ramírez Leal, la misma IATA.
El aeropuerto de Texcoco es una obra bien sopesada que cuenta con un proyecto ejecutivo detallado con ventajas y desventajas. Su costo por ejemplo podría ajustarse sin perder la proyección del servicio planeado.
El de Santa Lucía es sólo un concepto en el que inclusive hay dudas en cuanto a la seguridad aérea que ofrece para ser compatible con el AICM. Ayer Javier Jiménez Espriú presentó un estudio en el que supuestamente se esclarece el tema. Sólo como mera acotación, en el mismo se explica que buena parte de la información la aportó Grupo Riobóo de José María Riobóo.
Como quiera Santa Lucía tendría una capacidad limitada. El estacionamiento integrado a la terminal principal tampoco es lo recomendable, y los costos del terreno que se expresan están subvaluados. Vaya, en el diagrama que se exhibe una de las pistas no tiene calle de rodaje.
Para que se tenga un plan bien elaborado, se estima que al menos pasarán 18 meses y la construcción podría consumir buena parte del próximo sexenio.
De ahí la preocupación de los 65 miembros de CANAERO ya expresada al propio Jiménez Espriú,e incluso en un documento en el que se plasman los riesgos para nuestra aviación de cancelar el NAIM.
Tan sólo el negocio con EU se trastocará, amén de evitar que México pueda tener un “hub” para atraer vuelos de otras latitudes.
Se estima que por cada 10% de incremento de esas conexiones, se puede aumentar en 1.1% el PIB del país. Así que la decisión en el tintero afectará también a la economía, más allá del golpe financiero por la desconfianza de los mercados.
Le adelantaba que las aerolíneas ya evalúan decisiones legales en caso que se siga adelante con la opción AICM-Santa Lucía-Toluca. Esto es un hecho. Sin embargo hoy su enfoque está en preservar el aeropuerto en construcción.
Alberto Aguilar / Nombres, Nombres, Nombres / Heraldo de México