Sunday 28 de April del 2024

Tarjeta multimodal TDF ¿Quién se quedó con mi saldo?

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En octubre de 2012 se inició el Proyecto Tarjeta Distrito Federal (TDF) para unificar el medio de pago para el Metrobús, Metro y Tren Ligero. Vendiendo aproximadamente 2 millones 900 mil plásticos. La intención era clara: facilitar la movilidad en el transporte público y evitarle al usuario cargar con más de una tarjeta, pudiendo ingresar a varios transportes con la misma.

Pero a cuatro años de que la iniciativa de esta tarjeta multimodal cobrara fuerza, los problemas para el usuario no se acaban: “del 2012 a la fecha fácil he comprado unas 10 tarjetas”, afirma Amelia usuaria de Metrobús quien dice, “una vez más” hace fila en el Centro de Atención para desbloquear su tarjeta.

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También hay quienes encontraron una forma aparentemente menos costosa y prefieren “pedir el favor que gastar $10 pesos en una nueva tarjeta que quién sabe cuánto dure”.

 

Hace unas dos semanas Francisco iba a tomar el metrobús en la estación Xola para de ahí ir hasta Nuevo León en donde transbordaría a la línea 1. Llegó puso su tarjeta en la máquina y de pronto: “la maquina hizo un sonido raro y con un tache en la pantalla me indicaba error, ya no pude ni usarla de ida, ¡y con la prisa que llevaba!”

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Para resolver con rapidez su situación, Francisco hizo lo que muchos de nosotros en situación similar: pedir a otro usuario le permitiera usar su tarjeta para abonar su pasaje y así poder usar el transporte.

Sin cambio suficiente y con el afán de no verse exigente tuvo que ceder sus dos monedas de cinco pesos, el favor no le salió gratis, en lugar de seis pesos de pasaje abonó diez.

Francisco afirma que: “te hacen el favor pero no te ofrecen dar cambio, les das dos de a cinco, una de a cinco y una de dos o de plano tienes que depositarles la de diez pesos, la cuestión es que el que esté hasta delante de la fila recargando saldo a su tarjeta te ayude a ingresar, aunque te salga más caro”.

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A pesar de que Francisco tenía que usar el metrobús hasta cuatro veces por semana, se negó a comprar otra tarjeta. Le habían dicho que hay módulos para arreglar su tarjeta, pero por la misma prisa no se detenía.

Luego de sufrir la desventaja en esas dos semanas pues de favor en favor fue gastando más de lo debido, se decidió a localizar uno de los 25 centros de atención, visitó el de la estación Doctor Gálvez.

“Había fila pero fue rapidísimo. A otros se la compusieron y rescataron su saldo pero a mí me dieron otra tarjeta, la señorita del mostrador no me supo explicar el porqué mi plástico de plano ya no funcionaría pero me lo repuso con uno nuevo, en ceros pero nuevo”.

Alberto, a diferencia de Francisco, sí prefirió comprar otro plástico, no le importó perder 30 pesos de saldo y al paso de unos días decidió romper la tarjeta y tirarla.

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“Un día antes la ocupé sin problemas, pero esa mañana luego de una larga fila para recargarle saldo, al querer abonarle me indicó que mi tarjeta era inválida.” Cuando buscó arreglar su tarjeta en un módulo de Metrobús le indicaron que su plástico había sido adquirido en el Metro y entonces debía dirigirse a un centro de atención de dicho transporte, en el metrobús no le resolverían.

“Un amigo me dijo que en el Metro se tardaban días en solucionarte me dio flojera hacer un trámite sabiendo que igual se volvía a descomponer y que me convenía comprar de las nuevas que incluían ya otros servicios”.

Hace poco más de un año Eduardo tuvo la mala suerte de desactivar dos tarjetas del Metro, a los pocos días de ver que ambas estaban dañadas, atendió la indicación de un oficial del Metro quien le informó que debía acudir a las inmediaciones del Metro Juárez a un edificio anexo a la estación.

“Fui al edificio que me dijeron en la colonia Centro, cuando al fin di con la oficina me indicaron que debía dejar mis plásticos y con mis datos, ya luego de algunos días debía volver por mis tarjetas. Vivo cerca del metro línea 3 pero igual se me hizo mucha vuelta y la verdad ya no regresé”.

Antonio de plano tuvo que perder por tercera vez su tarjeta y cansarse de pedirle a otros que le dieran chance de poner su pasaje en tarjeta ajena para luego poder ingresar al transporte.

Luego de unos seis meses de no traer tarjeta, Antonio decidió recuperar la que tenía “por ahí guardada” y que estaba bloqueada. Recolectó algunas más de sus familiares y se decidió a hacer fila: “la verdad tenía que juntar varias para que valiera la pena, las del metro ya las di por pérdidas pero las del Metrobús vi el otro día que atienden rápido y por eso me aventé”.

Entonces, ¿dónde o quién se queda con el saldo perdido de los usuarios?

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